Hace aproximadamente 30 años que comenzó mi andadura dentro del mundo de las técnicas complementarias o alternativas. Dos sucesos desencadenaron ese comienzo: Por un lado me apareció una alergia a los corticoides que generó que no pudiera recibir muchos tratamientos médicos a mis dolencias físicas. Por otro lado nació, con atrofia cerebral y deficiente desarrollo madurativo, mi hija mayor. El diagnóstico que nos dieron me provocó una severa depresión, de la que logré salir gracias a sumergirme en el estudio de estas técnicas complementarias que me ayudaron a mí y a mi hija.